Realmente, todas se merecían premio, pero hay que acostumbrar a los niños, desde bien pequeños, a valorar y disfrutar con el mero hecho de participar, independientemente de que ello sea reconocido o no por otros, y a aceptar que a veces se gana y otras no, pero que siempre merece la pena.
En este mundo competitivo eso es la vida misma: Hay que saber participar ante todo, valorar el trabajo bien hecho, sea el nuestro o no, y ver que en ello ya tenemos la recompensa. El niño debe aprender a aceptar que a veces ganan otros y que ello no quita mérito a nuestra labor, unas veces porque se lo merecen más y otras porque, simplemente, ha resultado así. El RESPETO es fundamental.
En muchas ocasiones tratamos de que los niños no vivan las desilusiones y les negamos la oportunidad de sentir la frustración. Pero, sinceramente, eso no les beneficia nada, es meter a nuestros hijos en una burbuja que, tarde o temprano, ha de romperse de forma natural. Cuanto más se demore este descubrimiento tanto mayor será la frustración, ya que el pequeño no tendrá recursos propios para superarlo.
Espero que esta sea una de las reflexiones que hagamos todos con esta sencilla experiencia.
MI ENHORABUENA A LOS GANADORES
Y A TODOS LOS QUE HAN PARTICIPADO
PORQUE HAN DEMOSTRADO QUE LO HAN HECHO
CON UN SANO ESPÍRITU DEPORTIVO.
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