En la vida diaria del aula siempre hay muchos momentos en los que los chiquillos nos sorprenden. Nos interpelan desde la sencillez e ingenuidad. Muchas veces los juzgamos con rapidez y cortamos las alas de su imaginación. Los mayores vivimos hace años en un mundo estereotipado que llevamos grabado, pero ellos, si nosotros se lo permitimos, viven sin etiquetas ni armaduras y su imaginación puede ser arrolladora. ¡Cuántas veces debiéramos escuchar más que hablar!
Este post lo dedico a Rubén el niño que ha hecho este retrato y a todos aquellos docentes y visitantes que cuando vieron su dibujo pensaron que era un dibujo inmaduro y con poca noción de lo que es un rostro.
El día que lo dibujó y me acerqué a su mesa le pregunté:
- ¿Pero bueno Rubén, cuántos ojos tenemos?
y el me contestó:
-Pues dos.
-¿y entonces qué son todos esos círculos?
me dijo con toda naturalidad:
- Maestra, son los pensamientos.
¡Uff! ¡cuánto nos queda que aprender!¡ Y cuánto tenemos que abrir los ojos y saber escuchar!.
¿Era el dibujo más inmaduro o el más maduro?
Hola Surcos, es difícil interpretar cualquier dibujo, pintura, etc, pero el de un niño aún más. Nos creemos sabedores de su psicología y no es así. Nos sorprenden cada día. Te felicito por tu entrada. Da lugar a la reflexión. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarQué bueno!! Ruben, mi niño, te mereces un besote enorme y tu maestra otro igual, porque es cierto, que la creatividad se desarrolla y crece en un ambiente de libertad y estoy convencida de que en tu clase se respira a raudales!!
ResponderEliminarMuchos besotes
Desde ENSEÑ-ARTE un saludo a la capacidad de expresión y abstracción de ese niño y a su profesora, que no le cierra caminos. JDC
ResponderEliminarSimplemente, MARAVILLOSO
ResponderEliminarEres estupenda y contagias amor a la profesión educativa, responsabilidad, capacidad de trabajo desbordante y creatividad a raudales... te diría más si no fuera porque me tienes con los Artrópodos ;)
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por los comentarios.
ResponderEliminarAmaya, desde luego que Rubén se merece un besazo por esa inspiración que demuestra y por su capacidad, con 4 años, de abstracción.
Encarni, es verdad que tenemos que reflexionar sobre todos estos hechos diarios es una buena forma de autoevaluarnos.
Juan Diego, como ves, este proyecto promete. Me encanta que disfruten dibujando, que se sientan libres, y verdaderamente si no se estimula la expresión después no se sienten cómodos ni autónomos.
Javier, gracias por tus palabras. tendré que arreglar lo de los artrópodos :)