En educación infantil debemos procurar trabajar desde el concepto de globalización en todas las áreas y contenidos. Los niños conciben el mundo como un todo (de forma global) pero, al mismo tiempo, tienen un pensamiento sincrético, es decir, son capaces de percibir pequeños detalles de las cosas y prescinden del resto.
Ese es nuestro trabajo: procurar que ellos vayan avanzando en su percepción del mundo, que observen y descubran todos los detalles, que los comparen, los pongan en relación y que los verbalicen y expresen a su manera.
Las canciones nos animan la jornada escolar, nos hacen pasar momentos de divertimento pero también nos sumergen en el mundo de la música: silencios, rítmo, melodía, entonación... Su memorización nos permite activar las capacidades cognitivas, su contenido nos enseña o trasmite emociones, lo cual es, además de interesante, muy necesario.
La música ha existido desde el principio de la humanidad: ¡por algo será!
La semana pasada aprendimos una nueva canción. Estábamos trabajando la fauna del Mar Menor y aprendimos esta simpática canción sobre la fauna de la selva.
¿y qué relación tiene el Mar Menor con la selva? seguro que más de uno se lo pregunta...
Pues precisamente el activar el ámbito del conocimiento:
las percepciones, las comparaciones, el análisis de cada animal...
Llegamos a la conclusión de que en el Mar Menor no hay: cocodrilos, ni orangutanes, ni elefantes...
Pero en su entorno sí hay águilas y serpientes, aunque más pequeñas. También hay gatos y topos. Y la selva con sus animales nos da miedo... pero el Mar Menor no.
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